miércoles, 28 de mayo de 2014

Estoy embarazada

– Estoy embarazada.
La conversación se detuvo repentinamente y todos giraron la cabeza. Una hilera de ojos abiertos de par en par me miró mientras masticaba mi bife con puré.
– Abuela, ¿vos estás en pedo? – preguntó Luli, la mayor.
– No, mi amor. Voy a tener un bebé –. Sonreí y mordí otro bocado.
La conversación siguió como pueden imaginar. Que sabés que tenés 74 años, que no puede ser, que si tomaste las pastillas a la mañana. Les expliqué muy serena que llevaba varias semanas de atraso y que la única explicación racional es que tenía un bollo en el horno. “Mamá, ¿te das cuenta de que sos menopáusica hace 25 años y que tu horno está más seco que…?”.
Ricardo interrumpió la verborragia de su mujer. Me tocó la mano con esos dedos amarillos de fumador y me preguntó: “Nora, ¿se siente bien?”. Asentí muy despacito. La discusión viró hacia mi salud mental, a ver quién podía adivinar qué me pasaba. O era la demencia senil o era el Alzheimer, o que se yo que cosa.
Las voces empezaron a elevarse y dejaron de escucharse entre sí, cada uno tiraba su propia sugerencia. “Puede ser shock post-traumático” “¿Pero qué trauma ni que trauma?” “Trauma te voy a dar a vos, ingrata, no le levantés la voz a tu madre” y así seguían. Excepto Danielito, el menor. Danielito me miraba fijo y sonreía.
– ¿Quién es el padre? – preguntó.  En ese momento, sonó el timbre.  Me levanté y dirigí a abrirle. Era Jorge.
– ¿Ese es el padre? – dudó Ricardo. Asentí muy despacito y les sonreí. Nos fuimos mientras la familia entera nos miraba apabullada. Excepto Danielito, que seguía sonriendo. Me subí al auto con Jorge y manejamos hacia el atardecer. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario